¿Cuáles son las condiciones bajo las cuales estamos dispuestos a atribuir conocimiento? ¿De qué depende que esas atribuciones sean correctas? La respuesta más común a estas preguntas es que tener o no conocimiento depende únicamente de cosas como la evidencia, la posesión de razones, o la confiabilidad de nuestros métodos. Sin embargo, existen posiciones que sostienen que, al menos en parte, la circunstancia práctica en la que consideramos la cuestión también es relevante para establecer si estamos o no en presencia de conocimiento. Para comprender mejor esta idea, prestemos atención al siguiente ejemplo:
Usted organizó una cena en su casa, y está en la tienda comprando los ingredientes para cocinar. Uno de sus amigos está siguiendo una dieta para bajar de peso que indica evitar el consumo de gluten. Por esto, ha comprado sólo productos de marcas reconocidas que en las etiquetas frontales tengan la leyenda “Sin Tacc”, y algunos productos a granel. Sobre éstos, el vendedor (a quien usted conoce desde hace mucho y en quien confía) le ha asegurado que no contienen gluten ni trazas de gluten. Al salir de la tienda su amigo lo llama por teléfono para recordarle de su dieta, y usted le responde “No tienes de qué preocuparte, sé personalmente que cada ingrediente está libre de gluten”.
Imaginemos ahora que a último momento su amigo, aprovechando la circunstancia de una cena libre de gluten, invita a una compañera de trabajo que tiene un grado muy severo de celiaquía. Usted lleva a su amigo a un lugar apartado y le reprocha “¡Oye, me tendrías que haber avisado! ¡Yo no sé realmente si cada ingrediente está libre de gluten!”.
¿Qué ha ocurrido entre el momento de la llamada telefónica y la noche de la reunión? Usted tenía (y sigue teniendo) buena evidencia a favor de que los ingredientes no tienen gluten. Compró sólo marcas reconocidas y tomó la palabra de un vendedor sumamente confiable. Por supuesto, usted podría haber hecho más cosas: podría haber investigado sobre la confiabilidad de las marcas escogidas en relación con la presencia o no de gluten, y podría haber pedido más información al vendedor sobre el recorrido de los productos a granel hasta llegar a su comercio. Después de todo, el vendedor es confiable pero podría estar equivocado. Una respuesta sería que usted nunca supo realmente que los ingredientes eran libres de gluten, o, en la misma línea, que usted lo sabía entonces y lo sabe ahora, sólo que las circunstancias hacen que ahora usted sea reticente a actuar en consecuencia. Este es un tipo de respuesta invariantista (pues postula un único concepto de conocimiento) que postula la estabilidad del conocimiento allí donde hay estabilidad de factores epistémicos (como la evidencia). O quizás, usted hablaba de saber en dos sentidos diferentes: un saber ordinario, cotidiano, que se sostiene con evidencias relativamente escasas, y otro más exigente, propio de situaciones muy demandantes. Esta respuesta es un tipo de contextualismo. Finalmente, un posible tercer tipo de respuesta es que usted tuvo conocimiento pero lo perdió, en virtud de un cambio en las circunstancias. En esta entrada nos centraremos en comprender el modo en que una posición, conocida como la “intrusión pragmática” en epistemología, da sentido a esta última opción, afirmando que el contexto práctico de las personas resulta relevante para establecer si tenemos o no conocimiento.
Analizaremos en primer lugar las distintas posiciones que pueden caer bajo el paraguas “intrusión pragmática” según cómo se interprete su tesis central (Sección 1) y exploraremos las estrategias más salientes para argumentar a su favor (Sección 2) Por último, revisaremos brevemente las críticas más conocidas a dicha posición (Sección 3).
1. Intrusión pragmática: Un concepto “paraguas”
La “intrusión pragmática” refiere a una familia de posiciones que comparten centralmente la tesis de que factores no relevantes para la verdad tienen injerencia en la situación epistémica de las personas (este nombre, “pragmatic encroachment” fue acuñado en 2004 por Johnathan Kvanvig en su blog Certain Doubts). Para un primer acercamiento, podemos pensar la intrusión pragmática como una forma de negar el purismo respecto de los estados epistémicos, que en términos generales sostiene que existe una distinción tajante entre lo epistémico y lo no epistémico. Los puristas sostienen que el que un ítem mental constituya o no un estado epistémicamente valioso, como el conocimiento o la justificación, no depende de cuestiones como aquello que la persona desea, de lo que considera conveniente o bueno, o de la circunstancia práctica en la que se encuentra. Según el purismo, el que usted sepa o no que los ingredientes no poseen gluten dependerá sólo de la calidad de la evidencia con la que usted cuenta, o de otras cuestiones relevantes para establecer la verdad de la proposición sobre los ingredientes. El purismo es la posición más defendida en epistemología. Sin embargo, recientemente la intrusión pragmática ha cobrado impulso en lo que se conoce como la epistemología mainstream generando un gran interés tanto en discutir su plausibilidad como así también en sus consecuencias y aplicaciones.
Cabe mencionar, primeramente, que la intrusión pragmática puede predicarse no sólo del conocimiento, sino también de otras nociones epistémicamente relevantes, como la de justificación, evidencia, mecanismo confiable, virtud epistémica, y otras, y este es un primer eje a partir del cual identificar distintas tesis de intrusión pragmática. Estas nociones son más o menos independientes de la de conocimiento, y por lo tanto las distintas tesis son más o menos independientes según corresponda. Fantl & McGrath (2012a) argumentan que cualquier noción epistémica que provea suficiente garantía epistémica respecto de una proposición para que ésta constituya una razón, tendrá intrusión pragmática; Stanley (2005) afirma que en sentido estricto todas las nociones relevantes para la verdad son sensibles al contexto práctico; Baril (2013) argumenta a favor de la intrusión pragmática en la noción de “excelencia epistémica”; Navarro (2016) argumenta que ciertas capacidades epistémicas (i.e. mecanismos confiables) son sensibles a algunos factores del contexto práctico no relacionados con el riesgo de error; y Rimoldi (2020) argumenta a favor de la intrusión pragmática en una noción de justificación epistémica que no depende conceptualmente de la noción de conocimiento.
Otro eje relevante para precisar la tesis tiene que ver con qué es lo que resulta ser intruso en lo epistémico. Conviene comenzar por mencionar que pueden encontrarse dos sentidos de “pragmático” en juego. Para comprender esto vale la pena reponer el contexto en el que surgen las primeras defensas de la intrusión pragmática.
Las primeras reflexiones sobre la relación entre el conocimiento y el ámbito de lo no epistémico dentro de la epistemología mainstream post-Gettier, surgen de la mano de respuestas al escepticismo que apelan a la saliencia de alternativas relevantes como un elemento que tiene injerencia sobre la verdad de las atribuciones de conocimiento (Stine 1976; Cohen 1986, 1988). La noción de saliencia es una especificación de la noción más ambigua de “relevancia” postulada por Dretske (1970, 1981) en su conocida Teoría de las Alternativas Relevantes. Como tal, es un factor psicológico que tiene que ver con lo que está presente en la mente de alguien en un momento dado, y no tiene injerencia alguna sobre la probabilidad de que una proposición sea verdadera. Tomando el ejemplo del comienzo, cuando usted se entera de la presencia de una persona severamente celíaca en su cena, contempla posibilidades de error que antes no había contemplado (por ejemplo que el vendedor de la tienda no haya chequeado adecuadamente alguna cadena de comercialización). Defensas posteriores del contextualismo (DeRose 1996; Cohen 1999) incorporan otro elemento no relevante para la verdad: el contexto práctico en el que se atribuye conocimiento, y en especial el riesgo práctico que implicaría estar en un error respecto de la proposición conocida. Siguiendo con el ejemplo del inicio: el riesgo en una situación es romper una dieta, mientras que en la otra es mucho más grave. En todos los casos, sin embargo, el contextualismo es una tesis semántica que afirma que el significado de expresiones como “S sabe que p” varía según el contexto, “de una manera distintivamente epistemológica” (Stanley 2005, p. 16). Aunque hay muchas especificaciones de esta idea general, la más simple es afirmar que hay distintos sentidos de “saber”, algunos más laxos, y otros más rigurosos. Retomaremos esta explicación en la siguiente sección.
En el contexto de esta discusión, “lo pragmático” refiere a todas aquellas cuestiones del contexto de habla que usualmente no son tenidas como relevantes para la determinación del significado de las expresiones (Hawthorne 2004). Esto abarca tanto la saliencia de las posibilidades de error, como el contexto práctico de la atribución, y podría abarcar otras consideraciones adicionales. Las primeras defensas de la intrusión pragmática, las más conocidas y las más discutidas hasta el día de hoy, surgieron como una alternativa al contextualismo que (i) enfatiza únicamente la relevancia del contexto práctico, abarcando cuestiones relacionadas con la acción, las preferencias, y los riesgos prácticos de estar en el error, y no otros factores como la saliencia contextual y (ii) que explica la injerencia de lo práctico en lo epistémico de manera distintiva, sin apelar al significado de expresiones como “S sabe que p”, sino más bien defendiendo una forma de invariantismo sensible al contexto práctico.
Más allá de lo que se entienda por “pragmático” en “intrusión pragmática”, uno de los principales aspectos de la propuesta reside en el modo en el que ésta se diferencia de la tesis contextualista, es decir, (ii). Para comprender el carácter distintivo no-purista de la posición, debemos precisar el sentido en el que se afirma que lo pragmático tiene injerencia en lo epistémico. En la siguiente sección nos ocuparemos de esto prestando atención a los argumentos más representativos a favor de la intrusión pragmática.
2: Argumentos a favor de la intrusión pragmática
Tomemos un principio sumamente intuitivo que vincula conocimiento y acción:
KA: Es apropiado tratar a p como una razón para actuar si y sólo si usted sabe que p (Hawthorne y Stanley, 2008).
Principios como KA usualmente han sido interpretados en su significación filosófica como relacionados con un requerimiento epistémico para la deliberación y la acción racional. Sin embargo, los teóricos de la intrusión pragmática ampliaron la significatividad filosófica de la relación entre creencia y acción, al entender que no sólo es el caso que para evaluar el estatus de una acción debemos prestar atención a la “calidad” epistémica del estado mental en que ésta se basa: igualmente cierto es que para evaluar la “calidad” epistémica de un estado mental, debemos evaluar las acciones posibles relacionadas con éste y el contexto de las mismas.
Precisemos mejor la tesis purista para el caso del conocimiento:
PURISMO = Para cualquier persona S, que su creencia verdadera sea una instancia de conocimiento depende pura y exclusivamente de factores relevantes para la verdad. (Ver Fantl & McGrath 2009, 2011; Roeber 2018a, 2018b, Stanley 2005, Shin 2014, entre otros, para caracterizaciones del purismo, también llamado intelectualismo)
Resulta claro el sentido en que la intrusión pragmática implica la falsedad del PURISMO (esto, dicho sea de paso, no debe confundirse con la cuestión más amplia de la “ética de la creencia”, en la que se pregunta por el estatus normativo de las creencias en general, no sólo desde el punto de vista epistémico). En esta sección analizaremos las dos formas más usuales de defender la intrusión pragmática. La primera toma como punto de partida a pares de casos que favorecen intuitivamente la idea de que variaciones en el contexto práctico de las personas afectan nuestra disposición a atribuirles conocimiento. La segunda parte de algún principio como KA para inferir de allí la negación del purismo. Veamos cada una con más detalle.
Argumento basado en intuiciones. Utilizando una metodología basada en intuiciones, pueden describirse casos que parecen motivar la intrusión pragmática, como el que presentamos al inicio de esta entrada. Es Stanley (2005) quien famosamente adopta esta estrategia. Veamos los casos de Hannah y Sarah ofrecidos por él:
“RIESGO BAJO. Hannah y su esposa Sarah están regresando a su casa un viernes a la tarde. Planean pasar por el banco para depositar sus sueldos. No es importante que lo hagan, dado que no tienen deudas por vencer. Pero al pasar por el banco, notan que hay filas muy largas adentro, como suele suceder los viernes por la tarde. Hannah se da cuenta de que no es importante que sus sueldos sean depositados de inmediato, y dice ‘Sé que el banco abrirá mañana, porque estuve ahí el sábado a la mañana hace dos semanas. Así que podemos ir mañana a la mañana a depositar los sueldos’.
“RIESGO ALTO. Hannah y su esposa Sarah están regresando a su casa un viernes a la tarde. Planean pasar por el banco para depositar sus sueldos. Dado que tienen una deuda a punto de vencer, es muy importante que depositen sus sueldos a más tardar el sábado. Hannah recuerda que estuvo hace dos semanas en el banco el sábado a la mañana, y que estaba abierto. Pero, tal como señala Sarah, los bancos a veces cambian sus horarios. Hannah dice ‘Supongo que tenés razón. No sé si el banco está abierto mañana’” (Stanley 2005: 2-3, traducción mía)
Si la creencia relevante es p = “El banco abrirá mañana”, y asumimos que p es verdadera, los casos RIESGO BAJO y RIESGO ALTO ilustran que nuestra disposición a atribuir (y auto-atribuirnos) conocimiento varía en situaciones cuya única diferencia relevante parece ser la situación práctica de la persona que forma la creencia. Si bien la evidencia a favor de p es la misma en ambos casos (el recuerdo de Hannah), en RIESGO BAJO ésta parece suficiente para decir que Hannah sabe que el banco abrirá, mientras que en RIESGO ALTO no parece serlo. La intrusión pragmática ofrece una explicación sencilla de esto: La situación práctica de Hannah tiene injerencia en si ella sabe o no que p, en virtud de que el grado de evidencia requerido para saber que p depende significativamente del riesgo práctico de estar equivocada respecto de p. (Stanley 2005: pp. 85-104 formula esta tesis en términos de la noción de “cuestión práctica seria”). Esto significa que el estándar de evidencia requerido para conocer varía según el contexto práctico de las personas.
Ahora bien, como mencionamos en la sección anterior, casos similares a los de Hannah y Sarah se prestan a explicaciones contextualistas (de hecho, los casos RIESGO ALTO y RIESGO BAJO están inspirados en los casos BANCO de DeRose 1992 en defensa del contextualismo). El contextualismo permite mantener el purismo, toda vez que afirma que el rol del contexto práctico no es en ningún caso interno a la noción de conocimiento, sino externo, en la medida en que su contribución permite identificar específicamente el significado de la expresión “S sabe que p”. Al ser el contextualismo una tesis semántica, es compatible tanto con el purismo como con el no purismo, siendo ambas tesis epistemológicas. Si tomamos la versión contextualista defendida por Cohen (1999) es fácil apreciar este punto. Según el autor, el contexto determina la relación “…sabe que…” a la que se está haciendo referencia. Los contextos de bajo riesgo por lo general determinan relaciones que demandan estándares bajos de evidencia, de manera que con la evidencia que Hannah tiene, en RIESGO BAJO se satisfacen las condiciones de verdad de la atribución de conocimiento. Los contextos de riesgo alto, en cambio, determinan relaciones de conocimiento más estrictas, para las cuales la evidencia de Hannah en RIESGO ALTO no es suficiente. Esto es perfectamente compatible con el purismo, en la medida en que una vez establecida la relación de conocimiento relevante, perfectamente puede afirmarse que dicha noción tiene estándares evidenciales fijos, y que depende exclusivamente de factores relevantes para la verdad.
Por esta razón, un defensor de la intrusión pragmática que adopte una estrategia basada en intuiciones, debe explicar en qué sentido esta opción es mejor que el contextualismo y otras teorías que ofrezcan explicaciones alternativas de RIESGO BAJO y RIESGO ALTO (por ejemplo el relativismo de MacFarlane: 2005a, 2005b, y Richard: 2004). Alternativamente, puede combinar esta primera forma de argumentación con aquella que parte de principios como KA. Veamos en qué consiste.
Argumento basado en principios. Esta segunda estrategia consiste en partir de principios intuitivos como KA, y derivar, a partir de otros principios intuitivos, que el purismo es falso. Fantl y McGrath (2002, 2009, 2011, 2012), Ganson (2008), Weatherson (2012), Schroeder (2012), Stanley y Hawthorne (2008) y Ross y Schroeder (2014), ofrecen una familia de argumentos de este estilo, partiendo, a su vez, de diferentes versiones de KA. Podemos reconstruir el argumento presentado en Fantl y McGrath (2011: 563-8), tomando los casos de Hannah y Sarah como base:
1. El conocimiento es falible
2. En RIESGO BAJO Hannah sabe que p
3. Hannah sabe que si p, entonces lo mejor es hacer ø = no detenerse en la fila
4. Hannah sabe que lo mejor es hacer ø (principio clausura en 2 y 3)
Por lo tanto
5. Hannah está justificada en hacer ø
El punto 1 es la afirmación del falibilismo. Esta posición, aunque difícil de caracterizar con precisión (Ver Fantl & McGrath: 2009, pp. 7-11), afirma a grandes rasgos que el conocimiento, aunque no es compatible con el error (el conocimiento es factivo), sí es compatible con la posibilidad de error, en el sentido de que es posible conocer muchas cosas para las cuales no tenemos evidencia infalible, o para las cuales no hemos eliminado todas las posibilidades de error. Aunque el falibilismo no es trivial, es la posición más común en epistemología y por lo tanto este argumento a favor de la intrusión pragmática, si bien no se sigue para las posiciones infalibilistas, afecta a la mayoría de las teorías del conocimiento contemporáneas. El punto 2 responde a la intuición de que la evidencia de Hannah en RIESGO BAJO es suficiente para saber que p (esta intuición es avalada como legítima por 1, la afirmación de que el falibilismo es correcto). El paso 3 responde a un modelo de la decisión racional y del razonamiento práctico en el que el agente racional está en posición de saber (al menos en casos normales de deliberación explícita) cuál es la mejor opción disponible, dadas sus creencias y deseos. La noción de racionalidad en juego, y por ende de la expresión “lo mejor” puede interpretarse en los términos bayesianos de racionalidad como coherencia, y donde “lo mejor” equivale a la opción disponible con mayor utilidad esperada (ver Rimoldi 2021). El punto 5, por último, se deriva precisamente de la relación entre conocimiento y acción que principios como KA despliegan. El que ø sea la mejor opción constituye una razón decisiva para hacer ø. Según KA, dado que Hannah sabe que lo mejor es hacer ø, estará habilitada a usar está razón para actuar sobre su base. Hacer ø, por lo tanto, está justificado para Hannah desde el punto de vista de la acción racional.
Ahora bien, ¿cómo se desprende la intrusión pragmática de estas consideraciones? Fácilmente, por reducción al absurdo del purismo, mediante el siguiente argumento:
SUP. PURISMO (ver p. 4)
Entonces,
6. Si Hannah sabe que p en RIESGO BAJO, entonces sabe que p en RIESGO ALTO (por PURISMO)
7. Si Hannah sabe que p en RIESGO BAJO, entonces sabe en RIESGO BAJO que lo mejor es hacer ø.
8. Hannah sabe que p en RIESGO ALTO (Por 2 y 6)
9. Hannah sabe en RIESGO ALTO que lo mejor es hacer ø (por 7 y 8)
Por lo tanto
10. Hannah está justificada en RIESGO ALTO en hacer ø.
Pero 10 es falsa. Más allá de que intuitivamente esto es así, desde una perspectiva plausible de la acción racional Hannah no está justificada en seguir de largo y no detenerse en la fila, pues esto iría en contra de lo que, consideradas todas las cosas, es lo mejor para ella. Dado que los otros pasos son, prima facie, incuestionables, se infiere que el supuesto del purismo es falso: la diferencia entre creencia verdadera y conocimiento no depende exclusivamente de factores relevantes para la verdad. Casos como los de Hannah y Sarah muestran que la situación práctica de las personas también es un factor epistémicamente relevante.
El purismo, sin embargo, posee un peso intuitivo muy fuerte. Por esta razón, la mayoría de las críticas en contra de la intrusión pragmática se vinculan con su negación del purismo, o con algunas consecuencias que se siguen de dicha negación. En la siguiente sección, organizaremos estas críticas y otros cuestionamientos que se le han realizado a esta posición.
3. Cuestionamientos y críticas
Como recién mencionamos, la primera y más obvia consideración en contra de la intrusión pragmática es el fuerte peso de la intuición purista. Pero un defensor del purismo debe hacer algo más para mostrar que la intrusión pragmática está equivocada. Por esta razón, en general los argumentos puristas más conocidos en contra de la intrusión pragmática pueden organizarse según critiquen (1) El argumento basado en intuiciones; (2) El argumento basado en principios; o bien (3) señalen consecuencias inaceptables de la posición. Aunque no podremos explorar aquí con detalle los argumentos desplegados en cada línea estratégica, mencionaremos brevemente algunos ejemplos y referencias de ampliación.
(1) Como ya hemos visto en la sección anterior, el argumento basado en intuiciones funciona sólo si se muestra que las explicaciones alternativas de los casos como RIESGO BAJO y RIESGO ALTO no son buenas. Quienes cuestionan el argumento basado en intuiciones, suelen precisamente argumentar a favor de teorías alternativas, mostrando que de dichos casos no se sigue la intrusión pragmática, ni por tanto tampoco el rechazo del purismo (Ver Schaffer 2006, Turri 2014, Brown 2006, Nagel 2008, entre otros). Una notable excepción es Engel (2011: 45-47) quien argumenta que los ejemplos sencillamente no favorecen la intrusión pragmática. Alternativamente, algunos estudios experimentales parecen mostrar que en RIESGO ALTO la afirmación de Hannah de que no sabe no resulta intuitiva después de todo (Ver Rose et al 2017, entre otros).
(2) Otro grupo importante de ataques a la intrusión pragmática se centra en mostrar que los argumentos basados en principios fallan, fundamentalmente porque los principios como KA de los que se derivan son prima facie intuitivos, pero falsos. Para mostrar la falsedad de principios que vinculen el conocimiento y la acción en el sentido relevante, muchos autores han seguido la estrategia de oponer contraejemplos a los mismos. Famosamente Brown (2008) y Reed (2010), entre otros, han seguido este camino, identificando casos en los que, si bien intuitivamente la persona tiene conocimiento, el riesgo implicado en la posibilidad de estar equivocado (la cual, dado el falibilismo de base, siempre está presente) es demasiado alto para que sea razonable actuar en base a dicho conocimiento. Una forma de leer las reflexiones presentadas por Sosa (2015: pp. 190-2) en su capítulo dedicado a la intrusión pragmática podría estar en sintonía con esas críticas, y otro tanto ocurre con las breves reflexiones sobre esto de Engel (2011: pp. 47-49). Garreta (2019) extiende el mismo señalamiento a principios como KA al ámbito del conocimiento moral. Fantl & McGrath han ofrecido sus respuestas a dichos señalamientos (Fantl & McGrath 2012: pp. 484-490 y McGrath 2018), y Roeber (2018a) ha argumentado que dichos casos, entendidos correctamente, brindan espacio para una nueva forma de argumento a favor de la intrusión pragmática.
(3) Mientras que los primeros dos grupos de cuestionamientos apuntan a mostrar que los argumentos a favor de la intrusión pragmática fallan, y en este sentido son críticas indirectas a la posición, existe una serie de críticas u observaciones directas que se relacionan con distintos aspectos de la teoría que no parecen ser razonables. Una primera línea crítica tiene que ver con un carácter inestable del conocimiento que parece seguirse de la teoría, en tanto una persona puede saber que p en un determinado momento y, si su situación práctica cambia, perder conocimiento sin que la fuerza epistémica de su posición haya cambiado (y viceversa). Sosa (2015: p. 179) precisa esta idea en referencia al carácter intuitivo del preservacionismo para el caso de la memoria, y otros (Reed 2010, Shaffer 2006, Zagzebski 2009: p. 53) vinculan este aspecto de inestabilidad con la cuestionable idea de que cuanto más indolente sea una persona, más conocimiento parece tener. En relación con esto último, se ha señalado que no sólo la indolencia podría tener estos efectos epistémicos, sino también rasgos repudiables de carácter, como el racismo (Baril 2019). Gerken (2019) observa, en línea con estas consideraciones, que la intrusión pragmática no parece ser capaz de explicar adecuadamente el fenómeno de la injusticia epistémica. Sin embargo, el alcance de algunos de estos señalamientos depende, al menos en parte, del tipo de teoría de razones que se defienda. Tanto Baril (2019) en relación con las posibilidades mencionadas, como Kim (2019) en relación con los casos Gettier, afirman que la intrusión pragmática no afronta esos problemas cuando es combinada con teorías externistas, ya sea de razones o de decisión racional.
Florencia Rimoldi
(Universidad de Buenos Aires, Argentina)
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- Weatherson, B. (2012). “Knowledge, Bets and Interests,” in New Essays on Knowledge Ascriptions, eds. J. Brown and M. Gerken (Oxford: Oxford University Press).
- Zagzebski, L. (2009). On Epistemology. New York: Wadsworth.
Lecturas recomendadas en castellano
- Engel, P. (2011). Intrusión Pragmática y Valor Epistémico. Areté, Revista de Filosofía, 23: 25-51.
- Rimoldi, F. (2020). Una Defensa Genealógica del No Purismo en la Justificación Epistémica. Tópicos, Revista de Filosofía, 60.
- ——— (2021). “Epistemología del desempeño e intrusión pragmática: Algunas conexiones generales aplicadas a la teoría de Sosa”. Trans/Form/Açao: Revista de Filosofía, 44 (Special Issue 2), 97-126.
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Cómo citar esta entrada
Rimoldi, F. (2022): “Intrusión pragmática en epistemología”, Enciclopedia de la Sociedad Española de Filosofía Analítica (URL: http://www.sefaweb.es/intrusion-pragmatica-en-epistemologia/).