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Pluralismo lógico

El pluralismo lógico afirma que hay más de una lógica correcta. Esto es, resuelve las afirmaciones aparentemente rivales del tipo ‘∆ se sigue de Γ’ y ‘∆ no se sigue de Γ’. Hay muchas formas de resolver este desacuerdo, que dependen de ciertos presupuestos sobre qué es la lógica y de cuál es el origen de la rivalidad. En cierto modo, el pluralismo lógico puede verse como un proyecto: el estudio de cómo se pueden aceptar dos o más lógicas, o sobre los límites razonables de nuestra tolerancia con distintas lógicas rivales.

1. Niveles de pluralismo

En el debate sobre el pluralismo lógico no sólo encontramos propuestas a favor y en contra de algunas tesis pluralistas, sino también clasificaciones de estas mismas tesis (véase Priest, 2006; Field, 2009; Cook, 2010; Eklund, 2012). Y junto con las clasificaciones, algunos autores han propuesto distintos niveles de pluralismo lógico.

Así pues, distinguimos niveles de versiones de pluralismo lógico. Los niveles de pluralismo lógico corresponden a las diversas concepciones de qué es la lógica: desde la lógica concebida como pura estructura matemática hasta la lógica como formalización del razonamiento correcto. Las versiones de pluralismo son las distintas teorías que hacen compatibles más de una lógica en un determinado nivel.

Priest (2006) distingue tres niveles principales en los que se puede situar la tesis pluralista:

  1. Pluralismo lógico puro (PLP): hay una pluralidad de lógicas puras.
  2. Pluralismo lógico aplicado (PLA): hay una pluralidad de lógicas que pueden aplicarse a distintos fenómenos.
  3. Pluralismo lógico del razonamiento (PLR): hay una pluralidad de lógicas para analizar el razonamiento correcto.

Es importante tener en cuenta que cada versión del pluralismo implica una presuposición sobre un determinado nivel donde se sitúa la lógica. Lo que uno define como lógica determina qué tipo de pluralismo puede respaldar. Por lo tanto, dado un nivel concreto, hay dos posibilidades con respecto al debate pluralista: defender que hay más de una lógica en ese nivel o defender que sólo hay una.

1.1 Pluralismo lógico puro

Si uno revisa la bibliografía especializada en lógica, puede ver que en cierto sentido hay o existen diversas lógicas: clásica, relevante, lineal, trivalente, intuicionista… Una posible tesis pluralista es la afirmación de que estas lógicas son igualmente legítimas en tanto que sistemas de símbolos y reglas sin interpretar. Llamaremos a la tesis pluralista en este nivel pluralismo lógico puro (PLP), tal como hace Priest (2006) (otras denominaciones para este nivel son las de Cook, 2010: Pluralismo lógico Matemático, y Eklund, 2012: pluralismo de mapeo).

La aceptación de PLP parece trivial. Aceptar que hay distintos sistemas lógicos correctos en tanto que simples estructuras no resulta controvertido. Tampoco excluye ni presupone la tesis que la lógica correcta (en un sentido que veremos a continuación) es única. Como afirman Priest (2006), Cook (2010) y Eklund (2020), no parece que esta pluralidad implique una tesis filosófica sustancial, ya que no consideramos que la lógica sea simplemente una estructura matemática: consideramos que la lógica es algo más que eso.

1.2 Pluralismo lógico aplicado

Cuando hablamos de la validez de un argumento podemos hacerlo de forma interna, refiriéndonos a la validez del argumento dadas las reglas de la lógica en la que razonamos, o de una forma externa, interpretando el vocabulario lógico y preguntándonos si dada esa interpretación la conclusión se sigue de las premisas. En este sentido podemos determinar un segundo nivel de pluralismo: la pluralidad de lógicas aplicadas a distintos dominios. En este segundo nivel la lógica no es solo una estructura matemática, sino que es la aplicación de esa estructura a un dominio del discurso, interpretando así el vocabulario lógico. Llamamos a esta tesis Pluralismo Lógico aplicado (PLA), siguiendo a Priest (2006) (Cook, 2010 incluye en este nivel el ‘pluralismo matemático aplicado’ y el ‘pluralismo lógico filosófico’, mientras que Eklund, 2012 se refiere a este nivel como ‘pluralismo de propósitos’).

Podemos distinguir dos versiones de PLA. La primera versión afirma que dado un dominio hay una sola lógica correcta para ese dominio. Es decir, el pluralismo es un fenómeno externo para cada aplicación específica. Según la segunda versión se pueden aplicar distintas lógicas a un único dominio, siendo así el pluralismo un fenómeno interno para ese dominio.

Aunque el pluralismo en este nivel no es tan sencillo y evidente como el PLP, puede defenderse como verdadero sin respaldar aún el pluralismo lógico. Se puede estar de acuerdo con el hecho de que diferentes lenguajes formales pueden ser teorías sobre diferentes fenómenos sin aceptar una pluralidad de lógicas en un sentido más fuerte. Para rechazar que el pluralismo lógico se reduce a la pluralidad de lógicas correctamente aplicadas a distintos campos se debe asumir al menos uno de los dos puntos siguientes: (i) el vocabulario lógico se interpreta técnicamente en cada dominio y no corresponde al significado genuino de las conectivas lógicas, (ii) la conexión entre premisas y conclusiones en los dominios en los que se aplican las distintas lógicas no está determinado por la consecuencia lógica, sino por alguna otra conexión técnica determinada por los fenómenos formalizados. En definitiva, si se acepta PLA pero se defiende una tesis monista sobre la lógica, se considera que la lógica se identifica con una aplicación particular: el razonamiento correcto.

1.3 Pluralismo lógico del razonamiento

Estas últimas consideraciones nos llevan al último nivel en el que podemos situar la tesis pluralista, y que hemos nombrado Pluralismo lógico aplicado al razonamiento (PLR) siguiendo a Priest (2006) (Cook, 2010 lo denomina ‘pluralismo de consecuencia lógica’ o ‘pluralismo lógico substancial’ y Eklund, 2012, ‘buen pluralismo’). En este nivel nos centramos en la formalización de la consecuencia lógica genuina o canónica, que no es otra que el análisis del razonamiento correcto (Priest, 2006, p. 196).

De acuerdo con Haack (1982, p. 223) y Priest (2006, p. 174), podemos establecer una distinción interesante en PLR. Por un lado, se puede argumentar a favor del localismo, afirmando que dominios distintos requieren lógicas distintas para razonar sobre ellos, es decir, la consecuencia lógica cambia según el dominio (es importante observar que esta visión es similar pero no equivalente a PLA externo: la aplicación de una lógica a un dominio es distinta a la consecuencia lógica genuina para razonar sobre un dominio). Por otro lado, el globalismo defiende que hay más de una lógica correcta para razonar, con independencia del dominio o del discurso al que se aplique.

Las tesis que encontramos en este último nivel no parecen tan triviales o fáciles de demostrar como las examinadas en niveles anteriores. Que haya más de una lógica correcta que captura el razonamiento correcto no parece evidente, dada la formalidad, normatividad y universalidad que se le atribuye a la lógica. Veamos las distintas propuestas para defenderlo.

2. Versiones del pluralismo lógico

Una vez hemos visto que el interés del pluralismo lógico es hacer compatibles dos o más afirmaciones aparentemente incompatibles sobre la consecuencia lógica nos centraremos en los distintos intentos para defender esta tesis. Las versiones interesantes del pluralismo deben (a) respaldar más de una lógica en el nivel PLR, o (b) defender que PLR no se corresponde con lo que entendemos por lógica, y respaldar una versión de pluralismo en un nivel inferior.

Consideremos la aparente rivalidad acerca de la validez de un argumento Γ ⇒ ∆. Dicha rivalidad puede tener dos orígenes distintos: la divergencia sobre lo que expresan Γ y ∆ (generalmente defendido por una divergencia sobre las constantes lógicas que aparecen en Γ y ∆, pero no necesariamente) o la divergencia sobre lo que expresa ⇒. En otras palabras, dadas dos lógicas L y L′, tenemos las siguientes dos posibilidades que explican su rivalidad (Haack, 1982 y Hjortland, 2013):

  • Divergencia sobre el lenguaje: Γl ⇒ ∆l y Γl ⇏ ∆l
  • Divergencia sobre la consecuencia: Γ ⇒l ∆ y Γ ⇏l

Tengamos en cuenta que no es posible trazar una línea que separe nítidamente los dos tipos de pluralismo, ya que el comportamiento de la noción de consecuencia tiene efectos en el comportamiento de las conectivas, y viceversa (véase el fenómeno de la internalización de la validez en Hjortland, 2014 y Dicher, 2016). Por lo tanto, aunque solemos hablar de versiones de pluralismo lógico, también pueden entenderse como distintas presentaciones del pluralismo lógico.

2.1 Pluralismo del lenguaje

La defensa del pluralismo lógico basada en la pluralidad de lenguajes legítimos diversos se ha defendido a partir de la adopción de más de una codificación legítima de las constantes lógicas. Veamos las distintas formas que esta idea ha tomado en la bibliografía sobre el pluralismo.

2.1.1 Tolerancia

Carnap es considerado un pionero en el debate pluralista (Beall y Restall, 2006 y Restall, 2002), siendo su Principio de Tolerancia (Carnap, 1937, p.xv) la motivación de su visión pluralista sobre la lógica.

Podemos identificar dos principios que sustentan el pluralismo carnapiano (Kouri Kissel, 2019): en primer lugar, Carnap identifica la lógica con el lenguaje formal, afirmando que un lenguaje queda determinado en tanto se definan las reglas sintácticas que lo rigen (Carnap, 1937, p. 52), lo que supone que un cambio de lógica es un cambio de lenguaje.

En segundo lugar, Carnap defiende el Principio de Tolerancia, que acepta más de un lenguaje formal. Este principio se sustenta en la idea que las preguntas acerca de la corrección de un lenguaje se responden por principios pragmáticos o de conveniencia respecto a la aplicación del mismo. Según este punto de vista, es imposible o un sinsentido determinar cuál es la formalización correcta o el rol inferencial de ‘y’, ‘o’, o ‘si … entonces’ en sentido absoluto. Solo después de que se haya especificado la aplicación sobre la que se está teorizando, se puede determinar la mejor formalización de la conjunción, disyunción o condicional.

Y dado que puede haber distintos contextos que requieran distintas formalizaciones de las constantes lógicas (como hemos visto al presentar el PLA), el pluralismo lógico es correcto.

2.1.2 Modelos

Cook (2002) y Shapiro (2006) defienden una versión del pluralismo que se sustenta en una visión particular sobre la lógica y su conexión con el lenguaje. Shapiro y Cook afirman que el objeto de la lógica es modelar el lenguaje natural, donde los modelos son estructuras que capturan e idealizan ciertas características de un fenómeno, el lenguaje en este caso, mientras que ignoran otras. Dada la riqueza del fenómeno a modelar y la simplificación que del mismo hace de modelo, puede haber modelos rivales pero igualmente correctos de un mismo fenómeno, dependiendo de los aspectos que se realcen o simplifiquen.

Podemos ver esta versión como un pluralismo de dos dimensiones: por un lado, cada contexto que se pretenda modelar aceptará unas reglas distintas en función de su utilidad para el caso concreto; por otro lado, en función de la complejidad que se quiera capturar en cada contexto se aceptará una lógica más o menos idealizada que ignore o refleje su estructura.

2.1.3 Polisemia

Otra versión del pluralismo lógico es la de Kouri Kissel (2018), quien también defiende una pluralidad de lenguajes formales que pueden capturar el vocabulario lógico. Kouri Kissel (2018) defiende una visión polisémica sobre el significado de las constantes lógicas. Según
su punto de vista, las conectivas cambian su significado según el contexto, pero están conectadas entre ellas con una noción pre-teórica de cada conectiva de una manera polisémica.

Consideremos, por ejemplo, el ‘no’ en lenguaje natural y sus distintas formalizaciones en lógicas rivales como la lógica clásica o la intuicionista. Según Kouri Kissel, hay una negación pre-teórica (2018, p. 7) que está relacionada con cada negación formal del mismo modo que están relacionados entre sí los distintos significados de algunas palabras polisémicas. Así pues, la negación solo se puede precisar en relación con un contexto del discurso determinado (por ejemplo, el razonamiento clásico o intuicionista sobre las matemáticas).

2.1.4 Lógica de la ambigüedad

Otra forma de pluralismo basado en la multiplicidad de lenguajes formales legítimos es la de Allo (2013). Este pluralismo está motivado por el hecho de que las conectivas lógicas de la lógica clásica son defectuosas para codificar las conectivas del lenguaje natural, pues estas son conectivas ambiguas, mientras que en la lógica clásica son unívocas.

En general, las lógicas subestructurales codifican dos sentidos de las conectivas lógicas mediante la distinción entre conectivas multiplicativas y aditivas. Allo afirma que las conectivas del lenguaje natural son ambiguas, y que alguna lógica subestructural es una lógica correcta para capturar dicha ambigüedad.

2.1.5 Realitividad lógica

Varzi distingue lo que él denomina relativismo tarskiano del relativismo carnapiano. Primero, y siguiendo a Tarski, Varzi defiende una versión del pluralismo lógico basada en una pluralidad de modelos válidos, que a su vez se basa en la pluralidad de demarcaciones de vocabulario lógico (Varzi, 2002). Esto genera una versión de pluralismo lógico dada la noción tarskiana de consecuencia lógica:


Un argumento es válido si su conclusión es verdadera en todos los modelos en los que las premisas son verdaderas.

Varzi defiende la pluralidad de interpretaciones de la noción de modelo como resultado de una pluralidad de demarcaciones del vocabulario lógico, de modo que el límite entre el vocabulario lógico y el vocabulario extra-lógico es variable. Esto permite generar distintos modelos para la consecuencia lógica, lo que genera más de una lógica correcta.

En segundo lugar, siguiendo a Carnap, Varzi afirma que una vez que se ha establecido una demarcación específica del vocabulario lógico, uno puede ser pluralista en el sentido carnapiano visto anteriormente.

2.1.6 Pluralidad de los portadores de valores de verdad

Otra versión del pluralismo, defendida por Gillian Russell (2008), surge de una pluralidad de interpretaciones de los portadores de valores de verdad codificados en Γ y ∆ en una inferencia Γ ⇒ ∆.

Russell afirma que podemos encontrar ambigüedades en la noción de argumento (Russell, 2008, p. 596): las premisas y la conclusión de un argumento son portadores de valores de verdad, pero esta caracterización abre una pluralidad de posibilidades, ya que los portadores de valores de verdad pueden ser ‘oraciones, proposiciones, símbolos, declaraciones, expresiones, ocurrencias de oraciones, creencias y juicios’ (Russell, 2008, p . 596). El pluralismo lógico surge de la ambigüedad de los argumentos dependiendo de qué portadores elijamos.

Para ver cómo esta ambigüedad nos conduce al pluralismo lógico, distingamos primero las proposiciones, como portadores primarios de valores de verdad, del resto, que son utilizados para expresar una proposición, y cuyas condiciones de verdad dependen de la proposición que expresan.

Sea Bi un portador de valores de verdad que expresa la proposición Pi: Russell muestra que el bicondicional ‘B1, …, Bn Bm si y solo si P1, …Pn Pm’ falla en ambas direcciones. Primero, consideremos el siguiente contraejemplo del condicional ‘si B1, …, Bn Bm entonces P1, …, Pn Pm ’:

⇒ Estoy aquí ahora.

Aunque esta expresión siempre expresa algo verdadero, la proposición que expresa en cada caso no es una verdad lógica. Por lo tanto, hay derivaciones válidas de una lógica que formaliza portadores de valores de verdad no proposicionales que no son válidas en una lógica que formalice contenidos proposicionales.

Segundo, el siguiente contraejemplo muestra la invalidez del condicional ‘si P1, … Pn Pm entonces B1, …, Bn Bm’,

Héspero es Héspero ⇒ Héspero es Fósforo.

Ambas oraciones expresan la misma proposición, pero un portador de valores de verdad no proposicional no establece una conexión lógica entre la premisa y la conclusión. Por lo tanto, hay derivaciones válidas en lógicas que formalizan contenidos proposicionales que no son válidas si la lógica captura portadores de valores de verdad no proposicionales.

En definitiva, hay más de una respuesta a la pregunta sobre la validez de un argumento, y el pluralismo lógico surge como consecuencia de la ambigüedad que la autora atribuye a la noción de argumento.

2.2 Pluralismo de la consecuencia

Otras versiones de pluralismo lógico emergen de la pluralidad de relaciones de consecuencia lógica defendidas como válidas en un mismo lenguaje. Por lo tanto, en contraposición a los pluralismos del lenguaje, que defienden variaciones en Γ y ∆ en la expresión ‘∆ se sigue de Γ’, veremos versiones que defienden que la expresión ‘se sigue de’ puede formalizarse de distintas formas, todas ellas legítimas.

2.2.1 Pluralismo lógico de Beall y Restall

Beall y Restall (2001, 2006) definen su pluralismo como ‘la tesis de que hay más de una relación de consecuencia deductiva genuina’ dado que ‘la noción pre-teórica de consecuencia lógica no está formalmente definida y no tiene límites nítidos’ (2006).

El pluralismo lógico de Beall y Restall se sustenta en la siguiente reformulación de la noción tarskiana de la validez, TTG:


Tesis Tarskiana Generalizada (TTG): un argumento es válidox si y solo si, en todos los casosx en los que las premisas son verdaderas, también lo es la conclusión. (Beall y Restall, 2006, p.29)

Observemos que el subíndice x en válido y en casos muestra que la validez es relativa a la especificación de casos. Fijémonos también que la consecuencia es definida como preservación de la verdad en los distintos casos. Por lo tanto, cada especificación de casos posible determinará una relación de consecuencia lógica distinta, pues la posibilidad de encontrar un contraejemplo para un argumento en concreto variará en función de los casos admitidos.

Beall y Restall aceptan que hay al menos cuatro especificaciones distintas de casos (mundos posibles, modelos tarskianos, situaciones y construcciones), que dan lugar a tres lógicas válidas (lógica clásica, relevante e intuicionista): primero, si consideramos los casos como tarskianos, o bien como mundos posibles, completos y coherentes, la lógica obtenida es clásica; segundo, si los casos son considerados como situaciones posiblemente incompletas e incoherentes, pueden modelar la lógica relevante; y si los casos son construcciones, posiblemente incompletas pero coherentes, la lógica resultante es la lógica intuicionista.

Consideremos como ilustración el silogismo disyuntivo, A B, ¬A B. Si razonamos sobre casos completos y coherentes, siguiendo la lógica clásica, no encontraremos ningún contraejemplo al argumento, y por lo tanto, lo consideramos clásicamente válido. Sin embargo, si aceptamos que pueden haber casos incoherentes, un contraejemplo será aquella situación en que A es falso y B es verdadero y falso. Por lo tanto, el argumento es inválido en lógica relevante.

Finalmente, Beall y Restall restringen las instancias de TTG a aquellas que generan nociones de consecuencia lógica que sean necesarias, normativas y formales, un criterio que cumplen tanto la lógica clásica, como la relevante y la intuicionista.

2.2.2 Modalismo

Bueno y Shalkowski (2009) defienden una tesis pluralista denominada ‘modalismo’, que se basa, al igual que para Beall y Restall, en una definición de consecuencia lógica que puede especificarse de diversos modos. Sin embargo, a diferencia de Beall y Restall, Bueno y Shalkowski (2009) definen la consecuencia lógica evitando una cuantificación sobre los casos posibles. Su pluralismo emerge de la siguiente definición de validez:


Un argumento es válido si, y solo si, la conjunción de sus premisas con la negación de su conclusión es imposible. (Bueno y Shalkowski, 2009, p. 295).

Con esta definición de consecuencia, emerge una pluralidad de lógicas si se puede expandir el ‘dominio de lo posible’. Y así es, según Bueno y Shalkowski, ya que, por ejemplo las contradicciones son posibles en ciertos dominios del discurso (p. 309), pero imposibles en otros, lo que da lugar a distintas nociones de validez.

2.2.3 Ruta dialógica

French (2019) defiende una versión del pluralismo basada en la noción de ‘explicación’, que a su vez surge de una concepción dialógica de la lógica.

Consideremos un argumento Γ ⇒ ∆, y dos sujetos, el ‘argumentador’ y el ‘escéptico’. El papel del argumentador es convencer al escéptico de la validez del argumento, y este segundo busca razones para rechazar la conclusión dadas las premisas. La validez del argumento se reflejará en la existencia de una estrategia del argumentador para convencer a su interlocutor, por muy escéptico que este sea.

El pluralismo surge como consecuencia de observar que hay distintos estándares para aceptar un argumento, y aquello que en ciertos contextos puede ser un argumento bueno o convincente, en otros contextos con distintos estándares se puede rechazar por ser un argumento inválido.

2.2.4 Cáculo de secuentes

La siguiente versión de pluralismo lógico utiliza la lógica de secuentes para defender la pluralidad de lógicas admisibles. Los secuentes del cálculo tienen la siguiente forma:

A, Γ ⊢ ∆, B

Ahora podemos introducir reglas que nos permitan pasar de unos secuentes a otros: estas reglas pueden afectar a una conectiva lógica (reglas operativas), o pueden afectar a la coma (reglas estructurales). Como ilustración, veamos la derivación del silogismo disyuntivo en la lógica clásica:

La derivación comienza con axiomas, A A y B B, y luego aplica reglas que afectan tanto a las conectivas lógicas (⋁L y ¬L) como a las comas (WR, ER, EL). El resultado es el secuente A B, ¬A B, es decir, B se deduce de A B y ¬A suponiendo que las reglas y los axiomas también son válidos.

Estas reglas se pueden modificar: se pueden presentar reglas alternativas para codificar alguna conectiva, o se puede rechazar alguna regla estructural, lo que afecta a las comas y también a ⊢.

Restall (2014) sugiere una versión del pluralismo distinta (pero compatible) con su propia teoría (juntamente con Beall) presentada anteriormente. La idea de Restall es adoptar distintas nociones de consecuencia lógica para un mismo lenguaje. Para defender esta posibilidad considera que el significado de las constantes lógicas queda determinado por las reglas operacionales, mientras que las reglas estructurales afectan la noción de consecuencia. Así, podemos tener dos nociones de consecuencia distintas en un mismo lenguaje.

Consideremos la negación. En la lógica clásica e intuicionista, la negación tiene las siguientes reglas:

Sin embargo, su comportamiento en lógica clásica e intuicionista difiere: en la lógica clásica pueden aparecer más de una fórmula como conclusión, mientras que en la lógica intuicionista sólo puede aparecer una. Por lo tanto, ¬R en lógica intuicionista solo se puede aplicar cuando ∆ es vacío. Esta diferencia en las reglas estructurales para ⊢ invalida la siguiente inferencia en la lógica intuicionista:

Si convenimos con Restall en que las reglas operacionales determinan el significado de ¬, y en que las formalizaciones clásica e intuicionista de ⊢ son admisibles, entonces debemos aceptar la lógica clásica y la lógica intuicionista como dos nociones de validez en un mismo lenguaje.

3. Principales objeciones contra el pluralismo

Desde la publicación de los trabajos de Beall y Restall se han formulado numerosas objeciones al proyecto. Dos de ellas merecen especial atención, por su carácter transversal, que afecta a cualquier versión del pluralismo lógico.

3.1 Colapso

El problema del colapso ha sido presentado y estudiado por Keefe (2014), Priest (2006), Read (2006) y Stei (2020).

La objeción al pluralismo se plantea como sigue: consideremos dos lógicas distintas, L1 y L2, que el pluralista acepta, y que difieren en la validez del argumento Γ ⇒ ∆, que L1 considera válido y L2 inválido. Supongamos también que el pluralista tiene razones para aceptar Γ. Debe el pluralista aceptar ∆?

Tanto si damos una respuesta positiva como negativa a la pregunta sobre si debemos aceptar ∆, el pluralismo parece colapsar en una única lógica, es decir, en monismo: supongamos que en la situación descrita debemos aceptar ∆. En este caso, L2 parece fallar, pues su noción de consecuencia no da todas las claves para determinar qué conclusiones aceptar dadas ciertas premisas. Si por el contrario debemos rechazar ∆, la noción de consecuencia que codifica L1 parece inducirnos a error, al afirmar que dado Γ se deriva ∆.

3.2 Cambio de significado

El argumento del cambio de significado es una objeción formulada no solo en contra del pluralismo lógico sino también en contra de la divergencia respecto a la lógica aceptada.

La objeción tiene su origen en Quine (1998, p.81), donde el autor defiende que la divergencia con respecto a la lógica clásica puede interpretarse como un cambio de significado del vocabulario lógico, lo que transforma dicha divergencia en una simple confusión, y reduce la lógica rival a un equívoco del lenguaje.

El argumento tiene las siguientes tres premisas:

  1. (a) Un cambio de lógica es un cambio de lenguaje formal, entendido como lenguaje interpretado,
  2. (b) El significado de una constante lógica está determinado por su rol inferencial o sus condiciones de verdad,
  3. (c) El lenguaje formal clásico captura el rol inferencial o las condiciones de verdad del vocabulario lógico.

La conclusión de (a) y (b) es que un cambio de lógica es un cambio del significado del vocabulario lógico. Si añadimos (c) al argumento se concluye además que la lógica clásica es la lógica que captura el significado genuino del vocabulario lógico (nótese que (c) podría sustituirse por alguna lógica no clásica, sin que esto varíe la objeción al pluralismo lógico). Por lo tanto, una desviación de la lógica clásica es una desviación del significado genuino de las constantes lógicas, esto es, un equívoco.

Pilar Terrés Villalonga
(Universitat de Barcelona)

Referencias

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Consecuencia lógica

Cómo citar esta entrada

Terrés Villalonga, Pilar (2022), “Pluralismo lógico”,  Enciclopedia de la Sociedad Española de Filosofía Analítica: http://www.sefaweb.es/pluralismo-logico